2008/04/22

Fantasías de la realidad


por Osvaldo Bayer, Página 12

Otra vez vamos a hablar de la increíble fantasía de la realidad. Todo es posible. Pero esto que va a ocurrir en pocos días en Berlín nadie, pero nadie, lo hubiera dado por cierto. Una calle de Berlín se va a llamar Rudi Dutschke, sí, el nombre del dirigente estudiantil del ’68, de la revolución estudiantil del ’68, que cambió el espíritu de la juventud del mundo. Después de ese movimiento todo fue distinto. La juventud ya fue distinta. En Alemania hasta la política fue distinta. Se inició un movimiento antiviolencia, antiautoritario; la palabra Libertad adquirió una importancia inusitada. Los valores del anarquismo pasaron a ser fundamentales aun en los de formación marxista.Sin ninguna duda el gran dirigente y pensador de ese movimiento que conmovió a la civilización europea fue ese joven estudiante llamado Rudi Dutschke, el revolucionario sin armas bélicas. Enemigo a fondo de la violencia, pero no siempre.Un dibujo de la época muestra a los dos revolucionarios de más atracción en el mundo de los jóvenes: el Che Guevara como Jesucristo con una ametralladora, y al lado, sonriéndose los dos, el estudiante alemán Rudi Dutschke, como Jesucristo, pero sin armas.En sus inigualables disertaciones censuraba al capitalismo como la estructura fundamental del mal y defendía al socialismo en libertad. Defendía a la asamblea como organización fundamental de la revolución y a la calle como medio de llegar al poder. A la violencia había que enfrentarla, pero no con la violencia; en la calle había que enfrentar a la policía pero sin armas. En las manifestaciones siempre estaba en primera fila y no retrocedía ante el palo cobarde de los policías de siempre.De todo ese movimiento estudiantil multitudinario surgió también la violencia, con el grupo Baader-Meinhoff. Dutschke no estuvo de acuerdo con ellos, pero no los censuró públicamente y habló en el entierro de los que cayeron. Cuando habló ante la tumba de Holger Meins, levantó el puño izquierdo y dijo como despedida: "Hasta la victoria siempre, Holger". Con esto quiso decir que si bien él estaba contra la violencia no podía sostener que la suya era la única razón.En sus campañas de lucha, donde más hacía hincapié Dutschke era en su lucha contra la sociedad de consumo y fue uno de los primeros ecologistas en la acción política. Los sociólogos y politólogos de hoy señalan que si Dutschke viviera sería hoy el dirigente máximo del Partido Verde, pero lo que ponen en duda es que hubiera pertenecido hoy al gobierno como hacen Joschka Fischer y sus acompañantes del partido.Pero la fantasía de la realidad actual no es sólo que una calle de Berlín va a llevar su nombre sino que su nombre va a ocupar la calle donde sigue estando su máximo enemigo, el Bild Zeitung, el diario de extrema derecha que durante toda su actuación lo atacó con la máxima dureza.Más todavía: Rudi Dutschke sufrió un atentado el 11 de abril de 1968. El sistema usó la violencia contra él. Esa violencia que él tanto odiaba y negaba. Un neonazi lo emboscó y le pegó tres tiros en la cabeza. Se sospechó siempre que ese neonazi había sido enviado por el Bild Zeitung. Pero Dutschke no le daba ventajas a nadie. Y pese a lo peligroso de las heridas no murió. Quedó con vida.Pero tuvo que realizar esfuerzos increíbles, como el de aprender de nuevo a hablar. Vivió diez años todavía pero, claro, disminuido. A pesar de ello después de largas curaciones volvió a actuar en el medio político y a escribir. Hasta que, como consecuencia de las heridas, murió en 1979, a los 39 años. Antes se suicidó el neonazi que lo había atacado.Dutschke fue calificado como el hombre más peligroso de la izquierda que tuvo Alemania Federal. Intelectuales lo llamaron "un gran alemán, comparable con el obispo Münzer y con el gran pensador Büchner", muerto tan joven. Münzer fue quien a principios del siglo XVI acompañó a las heroicas huelgas campesinas de Alemania, y Büchner, un genio literario y político que murió a los 23 años.Y ahora esto: Berlín –a 25 años de su muerte– le hace el homenaje a Dutschke con el nombre de una calle importante en el popular barrio de Kreuzberg. (El único inconveniente es que las organizaciones feministas se oponen a que se dé nombre de hombres a las calles hasta que el número de nombres de mujeres iguale al de los hombres. Si fuera así, Dutschke tendría que esperar hasta el año 2840 para que le toque el turno. Pero, al parecer, con el nombre de Dutschke las feministas van a hacer una excepción ya que él fue un decidido defensor de los derechos igualitarios de las mujeres.)El hecho de que la sociedad alemana haga este homenaje a un luchador tan definido en pos de la igualdad y la eliminación de los privilegios en una sociedad capitalista, es un ejemplo que hay que poner bien alto.A mí, en mi país argentino me pasó todo lo contrario. El primer héroe del movimiento obrero fue el marinero Juan Ocampo, de 18 años, que cayó en 1904 bajo las balas del general Roca, cuando participaba de la demostración obrera en pos de las ocho horas de trabajo, que era un derecho indiscutible. Roca les meterá bala como también hará aprobar la Ley de Residencia, contra los obreros, que fue de una crueldad increíble. Se expulsaba a sus países de origen a los obreros acusados de anarquistas por la policía. Pero se dejaba aquí a la esposa y a los hijos, y en muchos casos quedaban separados de por vida.Propuse a la Legislatura que se pusiera a una calle el nombre de Juan Ocampo, el primer mártir obrero. Ni siquiera se me respondió, ni siquiera mi propuesta fue al archivo. Propuse que a Roca se le quitara el monumento en Buenos Aires, por sus antecedentes en el trato a los pueblos originarios del sur, por haber impuesto de nuevo la esclavitud al mandar a los prisioneros a trabajar a la isla Martín García y a las mujeres indias repartirlas como sirvientas en Buenos Aires y a los niños como mandaderos. Mientras él recibía una enorme extensión de la mejor tierra de nuestras pampas. Además, el monumento había sido erigido por un gobierno ilegal, el de la década infame del general Justo y de vice el hijo de Roca, elegidos en el llamado "fraude patriótico". Y fue la dictadura de la desaparición de personas el gobierno que más festejos le hizo a Roca y su expedición antiindígena, en el centenario de la llamada conquista del desierto. Por todo ello, la asociación que hemos formado y se llama Rebelde Amanecer, como el nombre de una pequeña de origen mapuche, ha pedido a la Legislatura que quite ese monumento, como un resarcimiento moral a los pueblos originarios y a los primeros obreros que reclamaron las ocho horas de trabajo. Hasta ahora han reaccionado muy bien seis o siete legisladores con coraje civil. En cambio, publicaciones que en el ‘76 defendieron abiertamente a la dictadura de la desaparición de personas han iniciado una campaña de defensa a Roca que no llegó democráticamente al poder.Es la Argentina. El monumento más grande que tienen los argentinos en el centro de Buenos Aires, y en numerosas ciudades del interior del país, es la de ese uniformado.Ese monumento nos habla de la moral de nuestros representantes y de los que los eligen. La quema pública de adolescentes y jóvenes en Cromañón nos habla de esa falta de moral. En el sistema heredado de la dictadura y el menemismo todos son aparatos partidarios. Cada cual por su cuenta, la coima como punto de partida, el lavarse las manos y el cada uno para sí, la disputa permanente por candidaturas, una Justicia que sólo mantiene presos a la gente de la protesta justa y a los trabajadores que quieren trabajar. Un clima formado por dictaduras militares y políticos con huidas patéticas y sobres en los bolsillos.Estoy en Alemania y viajaré a Berlín para llevarle rosas rojas al héroe del pueblo Rudi Dutschke, y pensaré en ese momento en Juan Ocampo, el marinero que murió bajo las balas de la represión de Roca, por pedir lo que le correspondía.

2008/04/17

Tres balas contra Rudi Dutschke


Tres balas contra Rudi Dutschke
Un sangriento atentado
Hemos visto muy bien
Quién ha disparado

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!
Es la vieja canción
De nuevo sangre y lágrimas
¡Para qué te juntas con ellos
Si ya sabes como vas a acabar!

La bala número Uno vino
Del bosque mediático de Springer
Hasta le habeis pagado unos peniques
Al hombre que lo hizo

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!

El tirador del Segundo disparo
Ante el ayuntamiento de Schöneberg
Su boca fue el orificio
De donde salió la bala

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!

El noble canciller nazi
Disparó la bala número Tres
Y enseguida adjuntó a la viuda
Una carta de condolencia

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!

Tres balas disparadas contra Rudi Dutschke
No iban dirigidas solamente a él
Si no nos defendemos ahora
El próximo serás tú

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!

Esos señores
Ya se han cargado tantas cosas
En lugar de que os rompan a vosotros
Despedazad vosotros ahora su poder

¡Ay Alemania! ¡Tus asesinos!
Es la vieja canción
De nuevo sangre y lágrimas
¡Para qué te juntas con ellos
Si ya sabes como vas a acabar!

Canción de Wolf Biermann

2008/04/15

Imágenes marxistas II


Lo que sigue es un extracto de la antología de textos de Manuel Sacristán (1925-1985) recogidas por Salvador López Arnal

12. Rudi Dutschke (1940-1979)
A. El 2 de julio de 1967, al final de una manifestación antiimperialista, la policía berlinesa mata de un disparo a bocajarro a un estudiante que caminaba sólo y sin armas de ninguna clase, Benno Ohnesorg; y el Jueves Santo de 1968 se produce el atentado contra Dutschke, uno de los portavoces más visibles del movimiento socialista estudiantil. El lenguaje de Ulrike Meinhof cambia, como cambió el estado del ánimo del movimiento: “Se acabó la broma” (Konkret, 5/1968) y hay que utilizar “medios distintos de los que han fracasado, puesto que no han podido impedir el atentado contra Rudi Dutschke”.
B. Por lo que hace a los países de capitalismo avanzado o relativamente avanzado, Gramsci realizó por los años 20 y 30 un análisis de la fase de gestación del socialismo que está siendo esencialmente confirmado por los acontecimientos de los años posteriores, y muy llamativamente por los de la década de 1960. Gramsci argumentaba que la misma toma del poder político en estados de esas características exige una previa penetración de la “sociedad civil”, una conquista de los fundamentos no inmediatamente político-estatales de esos poderes. Desde los tiempos de Gramsci el estado del capitalismo monopolista ha penetrado la “sociedad civil” aún más profundamente, lo que complica la perspectiva estratégica abierta por Gramsci, pero la hace aún más esencial. La crisis de instituciones de esta sociedad -ante todo de la universitaria- es una buena prueba de ello. Por eso no es sorprendente que en el movimiento estudiantil europeo de los años 60 se redescubriera la estrategia gramsciana aun sin conocer a Gramsci. Cuando Rudi Dutschke usó la formulación de la “larga marcha a través de las instituciones de la sociedad capitalista” no parecía haber leído a Gramsci. (Lo que interesa de esa frase no es su alusión histórica, sin duda desacertada, pues la Larga Marcha de los comunistas chinos fue una retirada estratégica, mientras que la conquista de la sociedad civil capitalista es una “guerra de trincheras” para destruir la hegemonía de la clase dominante, su poder no inmediatamente político, y dar base a la ofensiva.). La lucha ya hoy, bajo el capitalismo, contra la división del trabajo instituida y, por lo tanto, contra la universidad como institución de esa división del trabajo, es un sendero que desemboca en el camino principal del cambio histórico, de la lucha directa por el poder político...12. A. “Cuando empiece la vista” [1974], Intervenciones políticas, op. cit, p. 165. 12.B. “La Universidad y la división del trabajo” [1970], Ibidem, pp. 147-148.
Nota SLA:
Dos breves referencias más a Dutchske. En ”¿Para qué sirvió el realismo de Lukács?” (Pacifismo, ecología y política alternativa, op. cit, p. 177), a propósito de la traducción castellana de Historia y consciencia de clase, comentaba Sacristán:
“ (…) Mas la comparación [entre Lukács y Korsch] puede confundir acerca de las motivaciones de la autocrítica de Lukács. En ella no hay oportunismo ni insinceridad: la autocrítica señaló su paso de la utopía inicial al realismo que le caracteriza en sus años maduros. Desde entonces creyó siempre Lukács sinceramente que el idealismo de Historia y consciencia de clase era un error teórico. Muchos años después del incidente con la Internacional, cuando se preparaba la edición castellana de su obra (1968), tuvo ocasión de probarlo. Durante los trabajos preparatorios, el traductor castellano recibió la oferta de Rudi Dutschke de escribir una introducción para la edición española. El traductor, que apreciaba a Dutschke también como escritor, accedió gustoso e imprudente. Cuando poco después se lo dijo a Lukács, éste se inquietó pensando que Dutschke escribiría una reivindicación idealista y utópica de la obra: se negó a aceptar el proyecto y, en contrapartida y para asegurar su veto, escribió él mismo una introducción muy crítica, que es el único texto suyo que ha aparecido en castellano antes que en ninguna otra lengua. Ahora bien, en 1969 (techa de la publicación), Lukács no habría tenido nada que temer por haber escrito Historia y consciencia de clase ni por reafirmar el pensamiento de ese libro.”
Igualmente, en un determinado momento de su conferencia “Sobre Lukácas” de 1985 (Manuel Sacristán, Seis conferencias, El Viejo Topo, Barcelona, 2005, pp. 174-175), a propósito de la evolución política de Adorno, señalaba Sacristán:
“ Cuando el 68, sus estudiantes, entre otros individuos de tanto talento como Dutchske, Hermann Clark -que se mató en un accidente de automóvil en el 68 mismo, corriendo de Hamburgo a Berlín a una manifestación, se pegó un trastazo y murió en las puertas de Berlín-, algunos otros personajes, sobre todo uno que a mi me conmueve mucho, y supongo que cuando sea muy viejo, y ya me esté muriendo, todavía la recordaré con dolor que es Ulrike Meinhof, a la que conocí en Münster, cuando empezaba a ser roja, todavía no lo era mucho, pues también fue alumna de él, de Adorno, cuando estos estudiantes de Adorno decidieron que había llegado el momento de hacer algo, de hacer algo en la práctica, Adorno…”.
El texto continúa narrando el desencuentro de Adorno con los estudiantes del movimiento de 1968.


2008/04/14

Moral y política en la sociedad opulenta 1


Intervención de Rudi Dutschke en la Universidad Libre de Berlín en julio de 1967; y publicadas en "El final de la utopía" de Herbert Marcuse.

Me parece lamentable que los profesores Marcuse y Löwenthal, a pesar de todas sus discrepancias, utilicen ambos el concepto de totalitarismo para subsumir sistemas diversos. Con eso se pierde la dimensión histórica que ha sido, en el otro lado, el punto de partida histórico de la emancipación. Hemos de recordar simplemente 1917 como punto de partida de ese proceso de emancipación, la dictadura del proletariado en la forma de los soviets o consejos, presente en todos los ámbitos de la vida social. Al operar con el concepto de totalitarismo perdemos precisamente esa dimensión histórica del resultado de la revolución y del proceso luego atravesado por esa revolución. Me limito a tomar el resultado final, el que hoy podemos ver. Y así sin cualificación se toman, bajo el rígido y cristalizado esquema del totalitarismo, sistemas diversos que tienen puntos de partida distintos, en vez de verlos en el proceso de su génesis y de su transformación. Eso para empezar.
En segundo lugar, ocurre que abandonando el concepto de totalitarismo y apelando al de la dictadura del proletariado en la forma de la democracia de los consejos, se conquista la perspectiva adecuada para entender cómo puede sucumbir una revolución, cómo de la dictadura desde abajo ejercida por las masas puede nacer una dictadura del partido y, al final, una dictadura del aparato del estado y acaso luego de la tecnocracia. Esto último, a lo sumo, se podría recoger con un concepto de totalitarismo, precisando, como queda dicho, que con eso se recogen sólo resultados, no la génesis ni la transformación. Por eso es en mi opinión necesario abandonar el concepto de totalitarismo como concepto teorético, hablar del punto de partida de esa revolución y considerar su desarrollo, cómo se llegó a la dictadura de un solo individuo en un cuadro de partido y de burocracia.
Y así llegamos al punto en el cual Marx, en los Manuscritos económico-filosóficos, distingue entre dos clases de comunismo, el comunismo democrático y el comunismo despótico. El desarrollo de la dictadura del proletariado desde febrero de 1917 hasta la dictadura del individuo único en la persona de Stalin durante los años cuarenta, y hasta la dictadura de burocracia sustantivada durante los años sesenta, son cosas que hay que comprender, en vez de subsumirlas abreviadamente bajo el concepto de totalitarismo. También la componente expansionista del stalinismo de los años cuarenta y cincuenta, tal como la hemos experimentado aquí en Berlín, ha de entenderse plenamente dentro de esa dimensión histórica, y no abreviadamente en esa forma de la expansión, con la que aludimos por lo general a los sistemas fascistas o a todos los sistemas antidemocráticos, con el primitivo concepto de rojo-negro y pérdida de las dimensiones históricas de la transformación del punto de partida de la meta posible.
Otra cosa más, no puedo entender cómo alguien se permite hablar de la posibilidad de una solución pacífica del problema colonial. Podemos contemplar el desarrollo del problema colonial desde hace decenas de años, especialmente desde la segunda guerra mundial, y sabemos cómo se llegó a la llamada descolonización de África por el imperialismo inglés, y que a finales de los años cincuenta hubo en todas partes, en el Oeste, sublimes esperanzas de descolonización pacífica y acaso de proceso gradual de industrialización de esos países, con eliminación de la miseria. A mediados de loa años sesenta se revela algo que marxistas como Kart Korsch habían visto ya a fines de los años cuarenta, a saber: que el imperialismo actual destaca precisamente por su capacidad de aliarse con las capas corrompidas de las presentes oligarquías, con lo cual la sustitución del colonialismo directo por la forma de la independencia no es más que una reproducción de la total dependencia económica con revestimiento legal. Estoy es hoy manifiesto. El único punto que hace excepción podría ser el intento de Frei en Chile, que se tendría que discutir. Espero que uno de nuestros amigos chilenos tome posición al respecto en la discusión, indicando qué significa una ley de reforma agraria aprobada por n parlamento burgués, y qué posibilidades de realización tiene. Sabemos lo que ocurrió con la ley de reforma agraria en el Vietnam del Sur, bajo Diem; y desde luego que me gustaría que algún amigo chileno repitiera el análisis de modo adecuado a las condiciones chilenas, entre otras cosas para destruir este único ejemplo prestigioso de occidente.
Último punto puede ser la cuestión de la oposición total del individuo a la sociedad, rechazada por el profesor Löwenthal. En mi opinión hay que decir a este respecto lo siguiente: todo el que entiende lo muchísimo que hay en este mundo, las numerosas posibilidades que podría ofrecernos, las universales posibilidades de apropiación que en realidad existen, ha de entender también que se nos niega un mundo entero, un mundo enteramente nuevo, y, por lo tanto, comprenderá la necesidad de la oposición total del individuo, no como representante de una clase, sino como representante de la especie, contra este sistema que amenaza precisamente con destruir la especie misma. Hay que practicar oposición en sentido total, para conservar a la especie y emanciparla, cosa que hoy es posible.

Vietnam: el tercer mundo y la oposición en las metrópolis



Intervención de Rudi Dutschke en la Universidad Libre de Berlín en julio de 1967; y publicadas en "El final de la utopía" de Herbert Marcuse.

En los últimos días habíamos reprimido no sólo la cuestión de Egipto e Israel, sino también la cuestión de la Unión Soviética y la de la República Popular China. Hoy es absolutamente necesario discutirlas a propósito del Vietnam. Me referiré pues a lo que se suele llamar el segundo mundo, la posición china, soviética y de las democracias populares en el proceso de contraposición mundial no ya entre este y oeste, sino entre dominio históricamente superfluo, miseria, hambre y guerra por una parte y, por otra, liberación históricamente posible del mundo actual acaracterizado por la guerra, el hambre, la opresión y la manipulación. Entender esto es de importancia decisiva.
Che Guevara, como es sabido, ha dicho lo siguiente acerca de ese problema:
“Hay una penosa realidad: Vietnam, esa nación que representa las aspiraciones, las esperanzas de victoria de todo un mundo preterido, está trágicamente solo. Ese pueblo debe soportar los embates de la técnica norteamericana, casi a mansalva en el sur, con algunas posibilidades de defensa en el norte, pero siempre solo. La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Vietnam semeja a la amarga ironía que significaba para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe. No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte; acompañarlo a la muerte o la victoria. El imperialismo norteamericano es culpable de agresión; sus crímenes son inmensos y repartidos por todo el orbe. ¡Ya lo sabemos, señores! Pero también son culpables los que en el momento de definición vacilaron en hacer de Vietnam parte inviolable del territorio socialista, corriendo, sí, los riesgos de una guerra de alcance mundial, pero también obligando a una decisión a los imperialistas norteamericanos. Y son culpables los que mantienen una guerra de denuestos y zancadillas comenzada hace ya buen tiempo por los representantes de las dos más grandes potencias del campo socialista”
Hasta aquí Che Guevara. La cuestión que habría que aclarar es si las actitudes soviética y china tienen un carácter de necesidad histórica o se deben a una falta de voluntad revolucionaria en la Unión Soviética, en las democracias populares y acaso también en China. Creo que la actitud soviética tiene un carácter todavía objetivo y estructural. El sistema de instituciones que domina en la Unión Soviética se caracteriza por el hecho de no permitir ningún diálogo crítico creador entre el partido y las masas. El sustantivo sistema de dominio de la burocracia, el entrelazamiento del partido con el aparato del estado y la separación existente, desde hace decenios, entre el partido y las masas suministra el fundamento de la ambigüedad, el fundamento de las oscilaciones mencheviques de la Unión Soviética, la cual da con la mano izquierda armas y municiones a la revolución vietnamita y apoya con la mano derecha la corrompida burguesía india, sostiene con préstamos al criminal régimen del Shah, prohíbe la insurrección armada a los comunistas de la América Latina, con lo cual introduce la escisión política en el seno mismo de la revolución e impide la vietnamización de la América Latina.
Pero la novedad consiste en que revolución y partido comunista han dejado de querer decir lo mismo. En Bolivia los comunistas se enteraron de la existencia de guerrillas en el sur por la prensa del gobierno, y no se lo creyeron. Las derrotas de las tropas gubernamentales bolivianas por unas guerrillas muy probablemente dirigidas por Che Guevara convencieron finalmente a los comunistas, los cuales empezaron a hablar de intervención cubana en los asuntos bolivianos. Así se puede llegar a los vertederos de la historia; pero a pesar de todo, los hombres que no están dispuestos a aceptar la perpetuación de la miseria y de la minoría de edad moral seguirán su lucha emancipadora y desarrollarán nuevas formas de organización de la lucha revolucionaria.
Tenemos ante nosotros una situación completamente nueva que hemos de entender incluso para nuestras luchas aquí en las metrópolis. La posición china se distingue estructuralmente, en mi opinión, de la posición soviética. La larga lucha de la revolución china entre 1923 y la victoria tras la segunda guerra mundial, y la continuación de la revolución hasta hoy han permitido superar siempre y repetidamente la separación de partido y masas mediante campañas sistemáticas contra la burocratización y la recapitalización en la consciencia y en la economía. Pero a pesar de todo no hay que subestimar las dificultades de la lucha china. La preparación contra la amenaza de agresión por parte de los Estados Unidos, las dificultades de política interior en la transición desde una base industrial muy poco desarrollada hacia una nación industrial socialista y desarrollada nos permite adivinar algo de aquella situación nada simple. Pero tampoco hemos de pasar por alto que los análisis internacionales de los camaradas chinos –sobre Indonesia Israel, Egipto o Argelia- no aciertan con el centro de esas luchas. Esto se debe en mi opinión a la tesis básica de la teoría de la revolución permanente, la tesis según la cual la teoría y la táctica de la lucha nacional de liberación dependen en primera y última instancia de los pueblos, y no pueden ser definidas por otras naciones.
Creo que el problema de la pugna entre la Unión Soviética y China, ya aludido por Guevara, no tiene el carácter de necesidad histórica que desde el principio puse en duda. O sea: que hay que eliminar esas resentidas peleas para que sea más eficaz la lucha en el Tercer Mundo y para conseguir una solidaridad concreta de todas las fuerzas disponibles contra la opresión. Estoy de acuerdo con Che Guevara en que ha llegado la hora de pasar a último plano las diferencias que existen entre las diversas fuerzas opuestas a la sociedad del dominio, y de ponerlo todo al servicio de la lucha contra el imperialismo. Todos sabemos que el mundo que lucha por la libertad está sacudido por grandes discrepancias, y no podemos disimularlo. También sabemos que esas discrepancias han llegado a tomar tal carácter, a agudizarse de tal modo, que el diálogo y la reconciliación son muy difíciles. Es tarea inútil la de buscar métodos para un diálogo que los contrincantes evitan. Pero ahí enfrente está el enemigo. Golpea cada día y amenaza con nuevos golpes. Y esos golpes nos unirán, dice Che Guevara, hoy, mañana o pasado mañana. Los que lo notan y se preparan para la unificación necesaria contarán con el reconocimiento de los pueblos.
Nosotros, en las metrópolis (ésta es una discusión que tenemos que realizar), tenemos que contribuir a que se produzca una mediación entre el segundo y el tercero. En esa mediación entre el segundo y el tercero tendríamos nuestra posición política propia, más allá del capitalismo y del socialismo existente, allí podríamos elaborarla concretamente, y desde ella deberíamos realizar nuestra lucha contra el sistema aquí existente. Hemos entendido ya que tenemos que desarrollar una posición situada más allá de la falsa alternativa este-oeste. Nuestra identificación es exclusivamente la lucha por conseguir una situación digna del hombre en todo el mundo.

Moral y política en la sociedad opulenta 2

Intervención de Rudi Dutschke en la Universidad Libre de Berlín en julio de 1967; y publicadas en "El final de la utopía" de Herbert Marcuse.

Dutschke: Enlazando con lo que ha dicho Lefèvre, yo creo que hemos llegado a un punto tal que los huevos no bastan ya en modo alguno, o sea: los huevos y los tomates eran en realidad formas de resistencia no organizada destinadas a que la opinión pública nos percibiera al menos. Pero ahora hemos alcanzado ya una fase de nuestro proceso político en la cual sería necio y retrogrado seguir con los huevos y con los tomates. Y esto tiene algo que ver con la cuestión de la mayoría y la minoría. Ahora ya estamos aplicando en la práctica estos conceptos, no como conceptos estático- cuantitativos, sino como conceptos histórico dialécticos, o sea, como relaciones e interacciones alterables por los hombres. Estamos empezando a romper el aislamiento en el que hemos permanecido durante meses, o durante años, y consiguiendo una ampliación de nuestras minorías.

Ya no somos los treinta o cuarenta ilusos que sueñan con un mundo, ¡ay!, tan lejano; sino que de hecho hay ya aquí en la universidad un campo antiautoritario de unos cuatro o cinco mil estudiantes; y en otras universidades hay minorías también en ampliación. Nos disponemos –y éste es el punto inmediato en el que se plantea la cuestión de la violencia- a empezar la campaña sistemática por la expropiación del trust Springer, y con esa campaña vamos a penetrar en la población. Esto es un grado más de ampliación.
Hemos de entender que la minoría –cuya génesis histórica podemos mostrar al dedillo en Berlín, desde la situación de aislamiento completo, sectarismo y petulante “llevar la razón” de los años cincuenta- ha provocado una cierta difusión progresiva de la idea de que en esta sociedad se pueden cambiar muchas cosas, no por acciones putchistas de minorías conscientemente aisladas, sino por la acción de minorías que se esfuercen sistemáticamente por facilitar a sectores crecientes de la población consciencia de lo que pueden esperar en la universidad, y por abrir y mantener un diálogo entre los hombres sumidos en la minoría de edad política y nosotros. Este proceso de ampliación de nuestra minoría, que ya hoy es mayor que hace algún tiempo, conduce realmente a la única base de la transformación social, a la ampliación y masificación de la idea de liberación, o sea, al nacimiento de mayorías a partir de las minorías por medio de acciones como la expropiación del trust Springer, acciones en las cuales no estamos solos, sino que respeto de ellas ciertos sectores de la población sienten un innegable desasosiego ante la situación de ese punto de la sociedad, el punto, esto es, del dominio funcional de las masas por manipulación. En ese punto hemos de seguir trabajando para hacer tendencialmente de la minoría una mayoría.


Traducción de Manuel Sacristán

2008/04/11

Rudi Dutschke, 11 de abril de 1968.


Josef B***, veintitrés años, admira a Napoleón y pintar retratos de Hitler. Participa en reuniones de la extrema derecha y lee con fervor la prensa de Axel Cesar Springer. El jueves 11 de abril, tres días antes del domingo de pascua, decide pasar a la acción, se embosca delante de la sede de la unión de estudiantes socialistas, y espera. Cuando Rudi Dutschke coge su bici roja, se abalanza sobre él. Al menos dos de sus balas hacen blanco: una en la parte derecha del pecho, la otra en la cabeza. A continuación Josef B*** huye, pero los amigos de Dutschke corren más rápido que él: pasa un mal cuarto de hora para terminar en el mismo hospital que su victima. Ésta oscila entre la vida y la muerte, pero sobrevivirá finalmente aún algunos años (hasta navidades de 1979). Josef B*** acaba de encender, con ayuda de Springer, un incendio europeo.
En esta semana santa, como cada domingo en Alemania, la única prensa que aparece es la de Axel Springer que difunde su versión del atentado. En Berlín, tres mil cascos prusianos, detrás de tres filas de alambre de espino, intentan en vano proteger la sede donde se imprime el Bild. Los camiones de reparto son bloqueados, cinco son incendiados. La escena se repite en Hamburgo, Essen y Frankfurt.
En las iglesias alemanas, los oficios son interrumpidos, se distribuyen panfletos. En Munich, en la iglesia de San Mateo, unos jóvenes despliegan una pancarta: “Parad a Springer”. En Dusseldorf: “Springer asesino”. En Aix la Chapelle: “Jesús, Martin Luther King, Rudi Dutschke”. Entre los manifestantes aparecen a la par tanto cruces como banderas rojas.
En numerosas ciudades de Europa, las manifestaciones interrumpen el normal desarrollo del domingo de pascua. En Zurich, donde Rudi Dutschke había recibido autorización para hablar en la universidad, se quema una efigie de Springer.
En Paris cuarenta y ocho horas después de la tentativa de Josef B***, cuatrocientas personas se juntan delante de la embajada de Alemania. Pero los cascos de los CRS no dejan pasar a nadie, de tal manera que la manifestación se repliega sobre el bulevar Saint Michel donde estallan escaramuzas. Dos días más tarde, durante el transcurso de una manifestación de apoyo a los estudiantes alemanes, Cohn Bendit toma la palabra para denunciar lo que él mismo llama violencia policial.
En toda Europa, los estudiantes viven la misma revuelta. Mayo del 68 ya puede empezar.






Texto extraído y traducido de: "Double, un rapport", de Daniel de Roulet.