2011/06/03

Rebelarse es natural

"Yo creo que las minorías oprimidas y sojuzgadas tienen un "derecho natural" a la resistencia y al uso de los medios ilegales cuando se ha visto que los legales no bastan... Al emplear la fuerza, no están iniciando una nueva cadena de violencias, sino que tratan de cortar la que ya hay. Cuando son atacadas conocen el riesgo, y si están dispuestas a afrontarlo, ningún tercero tiene derecho a predicarles la moderación" H. Marcuse


Estas ideas se imprimieron algunos años antes del 2 de junio de 1967. Unas semanas después de esta fecha, Marcuse se trasladaba directamente desde el aeropuerto de Tempelhof a la Opera de Berlín, y no para teorizar sobre los recientes acontecimientos, sino para reprobar de una manera muy concreta a los estudiantes su torpeza al haberse dejado encerrar entre una verja de hierro y una valla de obras, quedando, así, enteramente indefensos ante la policía.

"Yo creo que existe. Hoy no le llamamos ya derecho natural,pero creo que cuando hoy decimos "lo que nos justifica es nuestra resistencia al sistema es más que el interés relativo de un grupo específico, es más que cualquier cosa que hayamos definido nosotros mismos", podemos demostrarlo. Cuando apelamos al derecho de la humanidad a la paz, al derecho de la humanidad a suprimir la explotación y la opresión, no se trata de intereses especiales y autodefinidos de grupo, sino de intereses, realmente que son demostrables como derecho universal. Por eso podemos apelar también hoy al derecho de resistencia como a un derecho no meramente relativo; y deberíamos hacerlo".

Marcuse fue hijo de una familia berlinesa de la alta burguesía, estudió filosofía y estética, llegando a ser auxiliar de Heidegger. Del existencialismo pasó al marxismo enlazando después ambas teorías con las doctrinas de Freud. Sin embargo, siempre conservó su independencia. No aceptó ningún dogma filosófico. Fue además uno de los fundadores de la Escuela de Frankfurt. Ya en 1932 creyó adivinar el camino que seguiría Alemania. Dejó su país y se marchó a París, trasladándose después a los Estados Unidos, donde volvió a encontrarse con sus amigos de Frankfurt. Sin embargo no permaneció mucho tiempo con ellos. Se convenció de que se habían acomodado al Nuevo Mundo. Marcuse siguió siendo un inadaptado. consiguió publicar algunos trabajos que entonces pasaron casi inadvertidos y que un cuarto de siglo más tarde influirían de una manera decisiva en la "concepción del mundo" de una nueva generación.

"La diferencia se refiere exclusivamente al caso en el cual una minoría reivindica el derecho a la resistencia y la violencia, no porque se le estén negando posibilidades de expresión o de organización -pues en este caso la contraviolencia me parece legítima-, sino solo porque cree que con medios pacíficos y no violentos no conseguirá nunca superar la situación de minoría. Creo que se trata de una diferencia esencial que no hay que pasar por alto".