2008/10/01

El episodio de Tegeler Weg

El hecho que provocó una división profunda en las filas de la APO aconteció en el otoño de 1968 con el conflicto o la batalla de Tegeler Weg entre manifestantes y policía.

El 4 de noviembre de 1968, por razones bastante marginales, durante el enésimo enfrentamiento entre los manifestantes y la policía, los manifestantes pasaron por primera vez al contraatque, al uso inmediato de la violencia. No quiero decir que la violencia no hubiera sido utilizada hasta ese día. Violencia por parte del movimiento se produjo, sin duda alguna, despues del atentado a Rudi Dutschke. Pero se trataba de una violencia que discrimanaba. En los disturbios de Semana Santa del 68, inmediatamente después del atentado, fueron incendiados decenas de vehículos del editor Springer (símbolo de la derecha) y fueron destruidas sus agencias de noticias. La violencia, sin embargo, se utilizaba "contra las cosas" (Gewalt gegen Sachen) y como tal era legítima, en oposición a la violencia contra las personas, considerada ilegítima. Esto determinó un comportamiento pasivo, más bien victimista, frente a las duras intervenciones de la policía. El 4 de noviembre del 68,la revuelta, en vez de dejarse "cargar", trató de cargar. Lo que contribuyó a provocar este salto cualitativo fue una serie de coincidencias casuales pero significativas. Los estudiantes consiguieron fundirse con un grupo de jóvenes proletarios en paro que, por primera vez, participaban en una manifestación de caracter político. El uso de la violencia "contra las personas" no fue una invención de los estudiantes, sino la "invención reinventada" del proletariado que, como se sabe, se relaciona con la violencia de forma sustancialmente diversa respecto a la aproximación moral de matriz burguesa.

El 4 de noviembre del 68 confirmó la primacía de la política de clase, el tercermundismo pasó a un segundo plano, pero determinó la ruptura de la APO; o, para ser más precisos, la ruptura definitiva entre las dos corrientes principales, entre las dos líneas estratégicas en relación a la cuestión del Estado, aunque la perspectiva anticapitalista fuese compartida por ambas.

Por un lado, se pasó de la oposición extraparlamentaria a la oposición extrainstitucional. La crítica radical de las instituciones se transformó en estrategia, en una concepción global que rechazaba toda posibilidad de un uso alternativo de las instituciones estatales y del mismo Estado de Derecho. Los procesos y los movimientos emancipatorios debían buscar una vía propia fuera del orden constituido y esto significaba, también, más allá de la Constitución. Entrar en las instituciones quería decir integrarse en el sistema, convertirse en parte funcional del mismo y por tanto perder toda connotación revolucionaria o innovadora. El hecho de que el Tegeler Weg se convirtiese en el punto de partida, y simultáneamente en el símbolo, demuestra como con base a estas posiciones hubiera mucha euforia, teóricamente sostenible haciendo referencia a Marx: "Las instituciones serán siempre más fuertes que la buena voluntad de las personas". Y, por qué no decirlo, cierto triunfalismo. En un cartel se podía leer: "Hemos mostrado a los trabajadores que se puede provocar la huída de la policía" y "Podemos desetablizar definitivamente el orden".

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Johannes Agnoli en su artículo "El 68 alemán", y dentro del libro "1968, el mundo pudo cambiar de base".