Entre 1966 y 1967 la República federal sufrió una fuerte recesión. Fue mucho más sentida, en cuanto que interrumpía la expansión continua que había acompañado los años de la reconstrucción y del milagro económico de Konrad Adenauer y Ludwig Erdhart. La tasa de desarrollo del producto interior bruto que en 1964 alcanza un 6,7% y en 1965 un 5,6% disminuye en 1966 a 2,9% hasta tocar fondo en 1967 con -0,2%.
La crisis golpea sobre todo a sectores clave de la industria tradicional, tanto del carbón como de la siderurgía, al tiempo que la desocupación reaparece en escena.
El SPD forma gobierno en 1966 comprometiéndose con una política impositiva de apoyo a la economía privada, y una política de intervención pública más centralizada, una racionalización económica y una contención de la conflictividad social que el frente conservador difícilmente podía haber gestionado sin aliados.