2008/08/03

Klaus Croissant no ha cedido


A la memoria de Jean-Jacques de Felice, cuyo corazón ha dejado de latir en la noche del 26 al 27 de julio de 2008, abogado y autor de este bonito texto, recuerdo de un combate extremamente duro y que aún hoy nos deja huella. Leer para entender uno mismo lo que puede ser la fuerza de una defensa…

Klaus Croissant no ha cedido.
Incluso sus amigos le han criticado, inlcuso sus allegados han podido pensar que su concepción de la defensa política era “exagerada” – que su gestión de abogado no mantenía la “distancia tradicional” entre acusado y defensor, distancia que el estado moderno traduce por obligación de condena y anatema: debo decir – al comenzar mi alegato – que “¡no apruebo los métodos de mi cliente! …”, cláusula de estilo tal vez necesaria en las defensas del futuro…
Klaus Croissant no ha cedido.
Leamos estos textos de combate. De combate por la defensa de los que confiaban en él – de combate por su defensa, pues la implacable represión dirigida por “el Estado de la vigilancia total” – como Croissant llama al estado alemán – no tolera nada y menos que nada la palabra acusadora, la palabra libre…
Klaus Croissant no ha cedido.
No se ha convertido en el “terrorista” que se pretendía que fuese. Nadie – y sobre todo nadie en Francia en el momento de su petición de asilo político, en julio de 1977 – creyó en esta acusación absurda: él estaba libre en París, la polícía sabía donde encontrarle y le hubiera detenido de considerarle “peligroso”. Pero, en agosto y septiembre, las presiones aumentaron y la acusaciones de Klaus Croissant, emitidas por la televisión francesa, tenían aire de desafío: convenía que no hablara…
Klaus Croissant no ha cedido.
Yo soy de los que dicen a quienes le confían su defensa: toda mi palabra o mi eficiencia para defenderos lo mejor posible, pero no coartéis mi libertad de palabra. No pronunciaré un doble discurso: lo que yo diga a la audiencia será mi verdad, intentaré hacer de modo que vosotros expliquéis la vuestra. Puede ocurrir, debe ocurrir que ambas discrepen.
A menudo he discutido con Klaus Croissant de estos problemas. Él siempre me dijo: “muchos de nuestros jueces son antiguos nazis, la represión se vuelve científica. Contempla la muerte de Holger Meins, de Ulrike Meinhof, de Gudrun Ensslin, de Raspe, de Baader… Si el abogado no defiende con todas sus fuerzas a los clientes que siente, ve y sabe amenazados de muerte, no es “digno de serlo”.
Klaus Croissant no ha cedido.
Habría podido defenderse de otro modo, adoptando una parte del lenguaje de sus jefes, dando impresión de arrepentimiento o de acomodación a las realidades que había querido ignorar; prefirió pronunciar un discurso duro y sin concesiones, con riesgo de inquietar a sus amigos, como para hacerles entender con humor que sus consejos no le harían cambiar de rumbo.
Klaus Croissant no ha cedido.
Que no se espere de mi una crítica respecto a este hombre detenido, entregado, después de extraordinarias controversias jurídicas, de debates inolvidables y muy enrarezidos sobre el carácter político de tal o cual acto. Fuente de extradición u obstáculo a la extradición, azar aparente u oculto: a los MacNair no se les castiga con la extradición, a Croissant sí, a Abou Daoud no, a Winter sí, a Mac Cann no… Bonita diversidad de apreciación. No criticaré a Klaus Croissant prisionero en La Santé, entregado el 1º de noviembre de 1977, precipitadamente…
Klaus Croissant no ha cedido.
Temimos entonces por su vida, una vida que podía concluir –y era posible de haberse tratado de otro hombre- con el suicidio como demostración “terrorista”, con el suicidio como medio último –y refinado- de oposición mórbida: la hoja de afeitar de su primera mesita de noche en Stammheim no fue únicamente simbólica. Con el tiempo hicieron cuanto pudieron por destruirlo –y de manera sutil en la lentitud de un proceso interminable- ante aquellos mismos que se habían indignado por su extradición y que tal vez se cansaban de defenderle ya que podían olvidarle…
Klaus Croissant no ha cedido.
Sus textos, leídos por un lector en un contexto diferente al de Stuttgart, pueden sorprender. Deben situarse en aquel contexto, en aquella justicia implacable de Stammheim, metalizada, electrónica, deslumbrante –con la paradoja engañosa para el ciudadano sensible de una condena “moderada”, según comentarios casi unánimes, una condena de dos años y medio de prisión, cuando seguramente, se merecía más…
Klaus Croissant no ha cedido.
Ojalá este hombre pueda estar libre cuanto antes y contarnos cómo y por qué no ha cedido.

Introducción de Jean-Jacques de Felice, para la editorial Maspéro, en cahiers libres 353, 1979 y publicado en castellano como introducción a Proceso en la República Federal alemana, Klaus Croissant, Anagrama 1979.